Hoy al despertarme he notado algo diferente en el cuarto. Todo seguía en el mismo sitio en el que se había quedado la noche anterior, pero aunque no sabía decir el qué, algo era distinto.
La luz tibia de la mañana, como todos los días, envolvía los muebles con una rayito de sol, haciéndolos parecer algo irreales. Su luz a esas horas da una sensación de irrealidad muy acorde con cómo me siento cuando estoy recién levantada.
Pero no es eso lo que estaba fuera de lugar esta mañana, al contrario, eso es símbolo de normalidad. La sensación de extrañeza me ha seguido por la casa, hasta el baño, y no se halla sido el agua de la ducha, Normalmente no invierto tanto tiempo en arreglarme el pelo, pero hoy quería hacerlo, no sé por qué. Y tampoco sé por qué, pasé más de un cuarto de hora delante del armario intentando decidir qué me pondría. Con la sensación de extrañeza acompañándome, por supuesto.
"¿Seguirán sentándome bien es pantalón? ¿Por qué, si todo sigue igual que lo dejé anoche, siento como si me hubieran cambiado la casa mientras dormía? Y fue entonces lo comprendí. Los muebles, las paredes, la ropa, hasta el agua de la ducha... todos ellos eran diferentes, pero seguían siendo los mismos de cada día. Los veía diferentes porque lo que habían cambiado eran mis ojos. Era yo misma.
¿Oh.... sí que había cambiado el mundo entero? Porque toda la hostilidad que normalmente siento emanar de las cosas a mi alrededor había desaparecido... ¿Y esa sensación de seguridad que me embargaba, dónde había aparecido y por qué había decidido quedarse conmigo?
¿Y por qué no?, pensé. ¿Acaso no podía el mundo trabajar para mi por un día? Me sentía tan llena de... de lo que sea que uno está lleno cuando se siente seguro de si mismo. Es más, si él no sabía que hoy va a girar para mi, yo misma se lo haría saber.